En San Pietro, hay unas estrellas en el suelo de mármol, justo en el medio de un pasillo que recorre la nave central: representan la longitud de diversos templos católicos en el mundo.
Una de las leyendas más famosas -y más falsas-, de Roma, es la que cuenta que la figura que representa el Rio de la Plata la Fuente de los Cuatro Ríos, obra de Bernini que domina Piazza Navona, tiene alzado el brazo al temer la posible caída de Sant’Agnese in Agone, obra de Borromini. De semejante modo, también se dice que la estatua del Nilo tenga cubierto el rostro para no tenerla que ver (en realidad, esto representa el hecho de que en la época, todavía se desconocían las fuentes de este rió). Esto, es una simple leyenda, ya que la fuente se acabó de construir en 1651, justo un año antes del año de inicio de la construcción de la iglesia.
Por supuesto en Roma hay restaurantes de todo tipo y para todos los gustos, con cocina internacional, de otras regiones italianas y también cocina local revisitada y más “actual”, pero no es recomendable perder la ocasión de disfrutar por lo menos un día de la cocina romana típica y “pobre”. Una buena zona para comer es el barrio judío, el ex-gueto de Roma, donde está, entre otros, el restaurante, Giggetto al Portico d’Ottavia.
Los más famosos son platos de pasta y los así llamados quinto quarto, quinto cuarto, o sea lo que quedaba de los animales después de vender las partes más nobles a los ricos: se trata de las entrañas, base de muchos segundos platos y de algún primero de la cocina romana.
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