domingo, 30 de noviembre de 2014

LA FLORA

La flora


En Italia, la flora de las tierras bajas de la parte central y meridional de Italia es típicamente mediterránea, con presencia de olivos, naranjos, limoneros, palmeras y cidros. En la zona sur también son característicos la higuera, la palmera datilera, el granado y el almendro, además de la caña de azúcar y el algodón. La vegetación de los montes Apeninos es similar a la de Europa central, con abundancia de castaños, cipreses y robles en las laderas más bajas, mientras que las zonas situadas a mayor altura están cubiertas de bosques de pinos y abetos.
Paisaje espectatular en Hawaii

VEGETACIÓN
Italia es un país mediterráneo, casi por completo. Sólo en las montañas alpinas encontramos condiciones climáticas diferentes que permiten el desarrollo de otros tipos de biocenosis, que además están muy condicionadas por la altitud y la pendiente. Además, Italia es un país de ocupación antigua, por lo que la biocenosis está muy transformada, para dar respuesta a las necesidades humanas. Son particularmente relevantes las zonas de regadío y la desecación de las áreas pantanosas del litoral.

BOSQUE MEITERRÁNEO
El bosque mediterráneo se extiende por la mayor parte de Italia, desde la llanura Padana hasta el sur y las islas. El tipo de vegetación dominante es el xerófilo, es decir está adaptada a la extrema aridez de los menes de verano. La especie dominante es la encina, y en las regiones más húmedas del norte y de los Apeninos el roble. El sotobosque es leñoso, espinoso y aromático, con especies como el tomillo, las jaras, la sabina, el madroño, el romero, etc. Italia es un país pobre en masas forestales, debido al intenso aprovechamiento de su territorio.
En Italia el bosque mediterráneo, sobre todo en la zona basal, tiene un alto grado de especies perennes, que se muestran verdes en todas las estaciones: encinas, alcornoques y pino parasol. Este tipo de bosque se extiende, sobre todo, desde el golfo de Génova hasta Calabria, y en una estrecha franja costera en el Adriático, desde el sur hasta Rímini, así como en las islas. Esta es la zona más humanizada, y por lo tanto el bosque natural apenas está presente, sustituido por formaciones de degradación como la maquia y la garriga.

BOSQUE CADUCIFOLIO
Hacia el interior y cerca de los Apeninos aparece un bosque caducifolio de tipo mediterráneo, con la presencia dominante del roble y el castaño. Además existen especies foráneas de introducción temprana que se han adaptado muy bien, como el plátano de sombra.
En el piso montano, por encima de los 1.300 metros, de los Apeninos aparece un bosque caducifolio dominado por las hayas mezclado con el roble en el sur y con el abeto en el norte. Este piso es relativamente amplio, y llega a encontrarse, incluso, en Sicilia.
En los Alpes aparece la vegetación del bosque caducifolio de tipo atlántico. El piso basal está dominado, no obstante, por las especies mediterráneas, roble, principalmente, mezcladas con especies caducifolias en su sotobosque. El castaño es una especie muy común aunque aquí ha sido introducido por la mano humana. En el piso montano aparece el haya como especie dominante, que en las partes más altas se mezcla con el abeto rojo.

BOSQUE MIXTO
En la llanura Padana aparece un bosque mixto de transición entre el bosque mediterráneo y el bosque caducifolio típico de la región alpina. Son dominantes las grandes alamedas y los sauces. Es una región muy intervenida, por lo que apenas quedan restos de alisos ni robles. Abundan, por el contrario, las especies introducidas para el aprovechamiento económico, como los frutales y los castañares.

BOSQUES DE CONÍFERAS
En el piso subalpino aparecen los bosques de coníferas: pino albar, abeto rojo, alerce, pino cembro y pino negro. El piso alpino se caracteriza por sus praderas de gramíneas, musgos y líquenes. Por encima queda un piso nival sin vegetación dominante, con presencia de nieves y roca viva.

Especies agrícolas como la viña, el olivo y diversos árboles frutales cubren gran parte del espacio vegetal italiano. La intervención humana ha sido tan intensa y tan estable que algunas especies introducidas en tiempos remotos se han adaptado tan bien como las autóctonas.










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